Quizás ayer haya sido el día en que Mendoza recibió más tucumanos en toda su historia. Acontecimientos como el de hoy no sólo son únicos en el deporte, sino en cualquier ámbito que implique vínculos interprovinciales. Atlético jugará hoy la final con River en el estadio “Malvinas Argentinas” y cerca de 15.000 tucumanos estarán en Cuyo para ser testigos.
Una parte (la más chica) de esa cifra comenzó a llegar ayer por la mañana. Se trataba de hinchas que venían en los colectivos de línea o que habían salido en sus autos particulares, temprano en la noche. Mendoza los recibía callada, muy tímida por el feriado del día de la Virgen.
Poco a poco, los “Decanos” fueron musicalizando las calles y peatonales, además de maquillarlas con los colores celeste y blanco. Pasadas las 13, se hizo costumbre -al caminar por la ciudad- empezar a ver las mesas repletas de camisetas de Atlético. Los hinchas comenzaban con el almuerzo una “previa” de más de 30 horas hasta el inicio del partido.
“Llegamos hace un rato. Dejamos familia, trabajos y muchas cosas, pero había que estar acá. Es un partido más que importante”, dice Osvaldo Nicoloff, uno de cuatro amigos que llegaron a Mendoza en el auto. ¿Los otros tres? Juan Ledesma, Daniel Zuliani y Cristian Juárez. Ninguno superaba los 40 años pero todos estaban rebasados de felicidad por ver al equipo de sus amores en una final.
Todo ese panorama era sin los jugadores de Atlético, que aterrizaron recién a las 16 en el aeropuerto “Gobernador Francisco Gabrielli” (más conocido como “El Plumerillo”).
A las 16.40, el colectivo que los estaba esperando en la estación aérea frenó en la puerta del hotel Intercontinental y de él comenzaron a bajar los jugadores, más el cuerpo técnico. “Si vendían 15.000 entradas más (30.000 en total), las agotaban también. La provincia está muy movilizada por este momento”, admitió Ricardo Zielinski en su primer contacto con los medios en el lobby del hotel.
No fue el único que intentó explicar un fenómeno que hizo ayer de Mendoza, una réplica en miniatura de Tucumán. “No nos sorprendió. Esperamos más gente aun en el estadio y esperamos darle la alegría que se merecen”, reconoció Francisco Grahl, también recién bajado.
Con los jugadores instalados en las afueras del centro mendocino, los hinchas que estaban ahí se sumaron a los que llegaron por la tarde, una buena parte de esos 20.000. Varios se fueron a la peatonal Sarmiento y la transformaron en la Italia y Sarmiento. Por qué no, en la Laprida y Corrientes o en la avenida Sarmiento y 25 de Mayo. Un sinfín de mesas con cerveza encima (en muchas de ellas, tirada), y monopolizando el ambiente: cánticos de cancha en alto volumen y como si el partido se estuviese por jugar en menos de dos horas.
En la “Pérgola de la Amistad”, una pequeña edificación en medio de la Peatonal, se reunieron todos para cantar aún más fuerte y para alivio de los vecinos (visiblemente alterados o al menos sorprendidos) no hubo que lamentar incidentes con los hinchas de River que iban pasando.
La convivencia fue en paz aunque al ser minoría, los “millonarios” no tenían otra opción. Las que no la pasaron bien fueron varias mujeres que transitaban la peatonal y recibían incómodos aplausos cerrados de los hinchas. Cabeza gacha, ellas apuraban el paso para rebasar la zona de hinchas, que era importante.
Lejos de ahí, volviendo al aeropuerto, a las 21 aterrizó el plantel “millonario”. Allí los de River fueron mayoría y casi que no hubo espacio para los “decanos”. Los hinchas mendocinos casi que habían quedado anulados salvo alguna que otra camiseta de Godoy Cruz. “Estamos a muerte con Atlético”, dijo Enrique, el taxista, fanático de Boca. Lo mismo decía un kiosquero de la peatonal. Los que no eran de River, parecían haberse aliado con los “decanos”. Muchas más opciones no tenían: la ciudad estaba tomada y en varios sentidos.
A las 19.15
Arbitro: Fernando Rapallini. Estadio: Malvinas Argentinas. Por TV: TyC Sports